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jueves, 7 de abril de 2011

Un millón de euros para los 'okupas' del Tacheles










El edificio 'okupado' más famoso del mundo, ubicado en Berlín, pierde la mitad de sus inquilinos

JUAN GÓMEZ - Berlín - 07/04/2011

En Pedro y el lobo, un pastor bromea tan a menudo sobre falsos ataques del animal que, cuando éste se lanza de veras, nadie se cree sus gritos de auxilio. El lobo del emblemático Tacheles llegó el martes con la chequera rebosante: un millón de euros para los okupas que llevaban la cafetería y los bares del ruinoso edificio. Tras 21 años, innumerables alarmas de desalojo, amenazas de desahucio y subastas frustradas, el viejo bastión del movimiento okupa inmediato a la caída del Muro pierde la mitad de sus inquilinos. Nadie sabe a ciencia cierta quién pone el millón de euros que se embolsan los ya exokupas de manos del bufete Schultz&Seldeneck. Entre empleados de los locales y organizadores, se van unas 80 personas. No está claro cómo se han repartido el dinero. El tabloide berlinés B.Z. apunta hoy a que el dueño del Café Zapata se quedará con la mitad.
Venga de quién venga, el millón de euros que cambió esta semana de manos consiguió que se fueran no solo los de la cafetería Zapata, sino también los del cine del último piso (cada vez menos cine y más bar), así como los que llevan el restaurante y la Galería. Las excavadoras llegaron este fin de semana para destruir algunas esculturas al aire libre y lo que quedaba del biotopo del jardín trasero. Pero no todos se han ido: otros ocupantes intentarán mantenerse en el edificio para preservar su ruinosa arquitectura de los embates combinados de inversores, acreedores e instituciones. Al mismo tiempo, anuncian que rescatarán del turismo masivo la idea original de su okupación: un espacio para el trabajo de diversos artistas sin medios para pagarse un estudio propio. En pleno corazón de Berlín.
Los okupas se dividieron hace ya años en dos facciones irreconciliables: Tacheles EV, por un lado. La asociación se ahogó hace un año en sus propias deudas y ya no existe, pero ellos son los que se quedan. Por otro lado estaba el Gruppe Tacheles. Son los que se embolsan un millón de euros y se van, con algunas excepciones, como la del artista madrileño Txus Parras. Los primeros, capitaneados por Martin Reiter, siguen lanzando proclamas de resistencia. Impertérrita ante el conato de subasta forzosa con la que el banco HSH Nordbank trató de vender el inmueble el lunes, la portavoz Linda Cerna explica que la situación "no ha cambiado en absoluto". Los "70 artistas" que trabajan allí seguirán haciéndolo. Explica Cerna que "hubo una divorcio de objetivos" entre el Tacheles EV y "los de la gastronomía". Es decir, los del Gruppe Tacheles. Se van, "pero nosotros seguiremos con el arte." Una vez más, el Tacheles EV pide al Estado de Berlín que "esté a la altura" y proteja el proyecto.
Tim Africa fue portavoz del enemistado Gruppe Tacheles hasta su reciente disolución. Dice que también querían quedarse y habla de un "paso muy difícil". Desgrana con toda calma las razones que les llevaron a considerar que "no había más remedio que marcharse": el enfrentamiento con el EV, para empezar. Además de las "aplastantes dificultades económicas y legales" que llevaron a que sus abogados abandonaran el caso. Por último, el artista recuerda las reacciones de algunos funcionarios a sus peticiones de ayuda: "Nos decían que sólo sabemos pelearnos unos con otros y discutir... que ya no somos lo que fuimos y que sólo somos una atracción turística". Riendo levemente al teléfono, reconoce que "en eso había mucho de cierto". El fracaso, que tachó de "doloroso", consiste en que no fueron capaces de contrarrestarlo. Asegura que usarán el dinero para "otros proyectos artísticos y comunitarios", lejos de las "continuas trifulcas" con el otro grupo. El artista apunta una relación entre los comienzos del Tacheles y la salida de ayer. Al principio, los artistas de Tacheles buscaban espacios de libertad y "en la situación actual, el dinero significa libertad".

Emblema de la anarquía

El edificio del Tacheles, en la céntrica Oranienburger Strasse de la capital alemana, es el penúltimo símbolo de los movimientos anárquicos que florecieron en algunas grandes ciudades alemanas en los 80 y 90 del siglo pasado. Antes que eso, el área de 25.000 metros cuadrados albergó un gran centro comercial. Tras sufrir serios daños en la II Guerra Mundial, tuvo diversos usos en la República Democrática Alemana (RDA). Su mal estado llevó a su demolición parcial. En 1990, un grupo de artistas okupó el gran espacio que seguía en pie. Tras la compra del terreno por parte de un grupo inmobiliario, los inquilinos contrataron un alquiler simbólico que venció en 2008.
Ahora, el banco HSH Nordbank administra la finca, cuya subasta forzosa se canceló el lunes. Probablemente fueron ellos los que pusieron el millón en la cuenta de los abogados. Se especula sobre el futuro del inmueble, que según el sensacionalista y a menudo bien informado diario Bild podría estar en el punto de mira de una cadena de hoteles baratos llamada Motel One.

El Tacheles simbolo de Berlín, en el centro de Berlín caput! impactante noticia, un enamorado de Berlín nos habla de Tacheles. Para que sepamos lo que perdemos.

El Tacheles, la casa okupa del centro de Berlín convertida en símbolo de la cultura alternativa, lucha a través del arte y la protesta por sobrevivir a las presiones de desalojo por parte de los bancos.

Ocupada por artistas desde 1990, la casa está abierta 24 horas al día y se ha convertido en uno de los atractivos turísticos de la capital alemana, que recibe alrededor de 400.000 visitantes cada año.

En su 20 aniversario como casa cultural, más de 7.000 firmas, cartas a políticos, obras de teatros, cuadros de artistas, así como diversas fiestas, se han instaurado como una lucha activa contra la posibilidad de que "el capitalismo" ponga fin "al arte libre".

Situado en el barrio de Mitte, en pleno centro de la ciudad, el edificio fue la entrada a un antiguo centro comercial a principios del siglo XX, utilizado para oficinas durante el nazismo y, después de la segunda guerra mundial, se usó como almacén.

Tras la caída del muro, en Berlín surgió una subcultura que tenía como filosofía principal la autonomía, la espontaneidad y la improvisación, y un grupo de jóvenes artistas provenientes de distintas partes del mundo ocuparon el edificio al que denominaron "Tacheles", cuya traducción coloquial del hebreo es "llevar a cabo".

Siempre amenazado por un inminente cierre, el edificio ocupa un espacio de 2.200 metros cuadrados, de un terreno que tiene 24.000 y que, a mitad de los noventa, fue adquirido para desarrollar un proyecto de lujo que nunca se produjo.

Debido a la situación de ruina, en 1998 los artistas del Tacheles firmaron un acuerdo para poder permanecer en el lugar durante diez años, a cambio de reformar el edificio y ocuparse de su mantenimiento con sus propias fuentes de inversión.

Desde entonces, los alquileres pagados por los artistas, la venta de publicaciones, el dinero proveniente de un restaurante propio y las donaciones voluntarias, han conseguido mantener en funcionamiento la atmósfera creativa del Tacheles, cuyos costes de servicios suponen alrededor de 13.000 euros mensuales.

Una vez finalizado ese contrato, la situación del Tacheles empeoró, ya que el propietario de los terrenos presentó quiebra y su principal acreedor, el HSH Nordbak, reclama ahora la superficie en el centro de Berlín, lo que incluye la casa cultural.

La portavoz de la asociación del Tacheles, Linda Cerna, señala que la solución pasa por crear una fundación que "proteja y potencie el concepto cultural y artístico que ofrece la casa, al que le avalan veinte años de exitosa historia".

Además, según denuncia, el banco que ahora pide el desalojo de los artistas, es uno de los que meses atrás tuvo que ser rescatado de la crisis con dinero público.

Por su parte, el actual director del proyecto artístico del Tacheles, Martin Reiter, defiende que "no son ilegales porque no está claro quien es el dueño del edificio" y añade que "algunos no nos quieren porque no ganamos dinero con lo que hacemos y no jugamos con las normas del capitalismo y de la especulación".

"Hemos aprendido a ser creativos a través del arte y tenemos muchas ideas con las que seguir luchando por conseguir que el Tacheles se mantenga vivo", apunta Reiter.

Desde la asociación mantienen "la esperanza" de que finalmente no se produzca el desalojo, sobre todo pensando en que, según afirman, la policía depende del ayuntamiento de Berlín y el alcalde-gobernador, Klaus Wowereit, apoya la supervivencia del Tacheles.

A la espera de acontecimientos, los artistas del lugar continúan dedicándose a sus trabajos, mientras miles de turistas siguen paseando por los cinco pisos del edificio decorado por miles de grafitis y pintadas, al tiempo que compran algún recuerdo en alguna de sus improvisadas tiendas.

Más de 60 pintores, escultores, joyeros y músicos llegados de todo el mundo, ocupan los 30 estudios del Tacheles, en los que los artistas tienen total libertad creativa y deciden si trabajar con las puertas abiertas o en privado.

El recinto también cuenta con una sala de teatro experimental, donde diferentes compañías teatrales o de danza, procedentes de diferentes países, tienen la opción de representar sus obras.

Uno de los últimos artistas en llegar al Tacheles es el español Victor Landeta, pintor y grafitero que vino al lugar atraído por el concepto de "cultura abierta y asequible" que ofrecía la asociación de la casa okupa.

Como Landeta, muchos de los artistas que en algún momento se han afincado allí, no saben cuál será el futuro del Tacheles, lugar que, tras la caída del muro, se convirtió en el "el motor de la cultura alternativa de Berlín"

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