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jueves, 23 de junio de 2011

15-M (II) Cinco cosas que han cambiado


Ilustración: Pepo Pérez

MANIFESTO! (2011)

15-M (II)

Cinco cosas que han cambiado

Tras su anterior artículo, en el que relataba lo ocurrido en España con las movilizaciones del 15-M, Víctor Lenore enumera en esta nueva entrega las cosas que este movimiento ha hecho que cambiasen, desde el adiós a la apatía política hasta las grietas en los medios de comunicación.
(Se puede leer la primera parte aquí)
El movimiento 15-M sigue creciendo. Cientos de miles de personas tomaron la calle el 19 de junio en más de sesenta ciudades españolas. Las próximas convocatorias del movimiento son una marcha hacia Madrid el 23 de julio y un referéndum popular por la reforma de la ley electoral el 15 de octubre (también se está debatiendo una huelga). Alcancen o no sus objetivos, las movilizaciones ya han mejorado mucho las inercias políticas en España. Esta es una pequeña lista de cosas que han logrado...

1) Adiós a la apatía política. Se ha pasado de la queja a la acción colectiva. Se superó el derrotismo frente a las reformas laborales, mareas privatizadoras y rescates bancarios con dinero público. Uno de los ejemplos más eficaces de resistencia es la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Hasta ocho desahucios se han neutralizado en una semana, gracias a voluntarios que impedían el paso a policías y secretarios judiciales. Se trata de un movimiento de oposición civil pacífica frente a las “cláusulas abusivas” y “condiciones irregulares” de los contratos bancarios. Se lucha por la “dación en pago”, que consiste en saldar la deuda entregando la casa al banco. Entre los años 2007 y 2011 hubo quinientas mil ejecuciones hipotecarias en España, donde el estado primó el beneficio bancario por encima del derecho constitucional a una vivienda digna.
2) Grietas en el monopolio de los medios. Antes los movimientos sociales tenían que pedir espacio en la prensa; ahora se usan canales paralelos, especialmente internet. Las Asambleas de Sol llegaron a emitirse por streaming. Un vistazo a su funcionamiento confirmaba la infinita paciencia y sentido democrático para alcanzar acuerdos por consenso (el levantamiento de la acampada llegó a estar bloqueado por solo tres disidentes). Gracias a YouTube se expandieron vídeos tan emocionantes como el que muestra a la primera veintena de personas que acamparon en Sol o tan relevantes como el que señala a los miembros de la policía secreta infiltrados en una manifestación en Barcelona. También ha sido muy activo el papel de Twitter. Este fue uno de los mensajes más contundentes del hashtag #motivos19-J: “¿Precio de los rescates bancarios solo en 2009? 18’5 billones de dólares. 350 veces el coste de erradicar el hambre en el mundo”.
 3) Vuelco en las listas de ventas de libros. Hace décadas que resulta impensable que un ensayo político domine la lista de best sellers. Es el caso de “¡Indignaos!”, de Stepháne Hessel, con prólogo de José Luis Sampedro, que ha superado los doscientos mil ejemplares. Esta semana llega a las librerías “¡Comprometeos!”, una secuela que tiene pinta de tomar el relevo. Más que una anécdota, se trata de una tendencia editorial de imprevisibles consecuencias, como prueba el éxito de “Reacciona”, un libro colectivo hecho en España intentando pillar la ola creada por Hessel. Ya lleva vendidos más de sesenta mil ejemplares. Ninguno de estos libros descubre nada nuevo, ni tienen mucho voltaje político, pero seguro que las grandes editoriales intentarán beneficiarse de esta corriente (muchas de las pequeñas llevan años editando excelentes ensayos económicos y sociales). ¿Volverán los tiempos en los que Marx y Marcuse estaban en todos los escaparates? No estaría mal. El filósofo más admirado del siglo XXI, Slavoj Zizek, es quien mejor ha descrito la situación que sufrimos: “Vivimos una época que promueve los sueños tecnológicos más delirantes, pero no quiere mantener los servicios públicos más necesarios”.

4) Demolición del prestigio de la clase política.  El rechazo general hacia los políticos profesionales apenas les había puesto nerviosos. Ahora sí parecen estarlo, como demuestran sus declaraciones más recientes, entre agresivas y negadoras de la realidad. Artur Mas calificó el movimiento 15-M de “minoritario”, Esperanza Aguirre usó el adjetivo “totalitario” y Carod-Rovira pidió “que se meen en España”. La clase política se ha situado en niveles históricos de desprestigio por su pasividad o complicidad con la rapiña empresarial (privatizaciones) y su nulo apoyo a programas de redistribución de la riqueza (ni siquiera la modesta Tasa para las Transacciones Financieras). ¿Una prueba de sus logros? En 2002 el gasto de mantener una familia era de 15.970 euros anuales; en 2009 se había disparado hasta 30.411. Zapatero prometió alcanzar en su segunda legislatura un salario mínimo interprofesional de 800 euros mensuales, pero ya ha avisado de que no pasará de 657, una cantidad menor que la asignada por Grecia, donde se cobran 740 (¿no es posible aquí lo que puede hacer un país que necesita rescates?). En toda la Unión Europea solo se paga menos en Portugal. En este clima de miseria salarial y cinco millones de parados, el movimiento 15-M demuestra que una gran parte de la población apuesta por salidas a la crisis distintas de las recetas neoliberales que nos metieron en el hoyo. 
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5) Fin de la Cultura de la Transición. El periodista Guillem Martínez ha acuñado un término especialmente útil para entender lo que ha pasado en España en los últimos treinta y pico años. Se llama Cultura de la Transición (CT). Así lo explica el autor: “La CT es la gran aportación de las izquierdas a la Transición española. En un momento en el que se decide hacer un esfuerzo de cohesión, las izquierdas, zas, desarticulan la cultura, que deja de ser el territorio en el que se crea lo problemático, para ser un territorio más en el que se crea la cohesión”. A cambio de esta ayuda, el estado ofreció un generoso programa de honores, subvenciones e infraestructuras para el gremio de las artes y las letras. “La CT es una cultura tutelada que tutela. Para el referéndum de la OTAN, la CT ya estaba equipada de serie y funcionó a tutiplén. De hecho, los intelectuales locales practicaron entonces la cohesión y el no sabe/no contesta. El intelectual no se mete en política salvo para darle la razón al estado”, remata Martínez. Siempre hubo excepciones, pero gracias al movimiento 15-M, la cultura popular ha pasado de un insípido consenso a la confrontación masiva y pacífica.
Posdata de Rockdelux: Esta revista quiere unirse al rechazo frente a los actos de hostigamiento a varios parlamentarios catalanes el pasado 15 de junio. Democracia Real Ya y el resto de “indignados” se ha desmarcado por completo de estas prácticas, que no se han repetido. También hay que condenar la represión policial y los intentos de reventar manifestaciones del Conseller de Interior, Felip Puig, por los que todavía no ha dimitido, ni se ha disculpado.
       TEXTO DE: VICTOR LENORE publicado en ROCKDELUX

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